lunes, 25 de abril de 2011

Escena eliminada de Clockwork Prince


Esto es traido a ustedes gracias a CDS MEXICO


La oscuridad iba y venia en oleadas que se hacían cada vez más lentas. Tessa comenzaba a sentirse ligera, menos como un horrible peso presionandola hacia a abajo. Se preguntaba cuanto tiempo había transcurrido. Era de noche en la enfermería, y podía ver a Will unas camas más alla de ella, una figura acurrucada bajo las mantas, su oscura cabeza descansaba en sus brazos. El Hermano Enoch le había dado una tisana para beber una vez que (redactado los spoilers) fue cortado de su piel, y él se había quedado dormido casi al instante, gracias a Dios. La visión de el sufriendo tanto dolor había sido demasiado horrorizante de lo que se podría imaginar.



Ella ahora estaba en un camisón blanco y limpio; alguien debía haberle quitado sus sangrientas ropas y lavado su cabello antes de vendarla - se lo echó suavemente sobre sus hombros, ya no se torcía como ovillos de colas de ratas y sangre seca.




"Tessa" vinó un susurro de voz. "Tess?"




Sólo Will podía llamarme de aquella manera. Ella abrió los ojos, pero era Jem sentado del lado de su cama, mirandola. La luna llena derramandose a través los altos techos volviendolo casi transparente, un ángle etéreo, todo plateado pero por la cadena de oro en su garganta.






Sonrió. "Estas despierta."



"He estado despierta aquí y allá." Tosió. "Lo suficiente para saber que estoy bien además de un golpe en la cabeza. Un gran escándalo por nada -" Los ojos de Tessa se redujieton, y pudo ver que Jem estaba cargando algo en sus manos: una espesa taza con algún liquido que destilaba un vapor fragante. "¿Qué es eso?"



"Una de las tisanas del Hermano Enoch," dijo Jem. "Sabes que contraes la nariz mientras duermes, como un conejo?"



"No" dijo ella, con un susurro de risa.





"Lo haces" dijo el. "Afortunadamente, me gustan los conejos." Le entregó la copa. "Bebe tan sólo un poco," dijo. "Es lo mejor para que duermas." El Hermano Enoch dice que debes pensar en las heridas y los golpes a tu espíritu del mismo modo que las heridas y golpes del cuerpo.



Debes dejar descansar las partes lastimadas de ti misma antes de que comienzen a sanar."





Tessa estaba dudosa, pero de cualquier forma tomó un sorbo de la tisana, y después otro. Tenía un gusto agradable, como canela. Apenas había dado el segundo trago cuando un sentimiento de cansancio barrió a su alrededor. Se echó contra las almohadas, escuchando su suave voz que le contaba una historia sobre una hermosa chica de quien su marido había fallecido construyendole La Gran Muralla de China, y había llorado tanto su perdida que se convirtió en un pescado plateado que nado a través de un río. Mientras Tessa derivaba dentro de su sueño, sintió unas manos gentiles tomar la taza y colocarla en la mesita de la cabecera. Quería agradecerle, pero ya estaba dormida.

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